¡Los chicos también lloran!

Los chicos también lloran, pero sólo lo hacen en la oscuridad, en los rincones de su alma y de su corazón. Que nadie note que son muy humanos, frágiles, débiles, que tienen miedos e inseguridades como el resto: vamos, como las chicas que lo hacemos de cara al resto del mundo, sin importarnos,algunas incluso abusando de ello, claro.
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Sintió impotencia, esa sensación frustrante de no poder ayudarle, pues la cabezonería innata en él no le permitía mostrarse, que nadie descubriera que también sufría y que era frágil, cual niño.
Por la mañana, hablando por teléfono, sin verle la cara, ella sabía que los ojos de él se encontraban húmedos, chispeantes, contenidos. Su voz era casi entrecortada y se negaba, a pesar de la insistencia de ella, a rebelar su secreto.
Sin haberlo planeado ella quería saber más, necesitaba saber cuál era el motivo de ese malestar tan grande que lo invadía, que le impedía seguir adelante, dejarse ayudar.
Y a pesar de que él le había pedido que no fuera a verlo, guiada por un impulso, acudió a su encuentro sin saber muy bien cuál iba a ser la reacción que la esperaba al encontrárselo.
Un café, unos ojos esquivos, una distancia absurda sentados los dos en el sofá del salón...Después de unos eternos silencios, unas confesiones reveladoras y un pecho henchido de dolor, pena y lágrimas que no se atrevían a brotar, ella olvidó su papel de mujer distante, gélida, fría, y se abrazó a él, fuertemente, cálidamente, en un acto sanador, consolador, protector. Y pasaron las horas, en silencio, aferrados dulcemente, dolorosamente, mientras la lluvia caía al otro lado de los cristales de esa ciudad gris que lloraba todo lo que él no se atrevía a hacerlo.....