ISABEL

Wednesday, April 12, 2006

EL JUICIO DE NUREMBERG.

Ayer fui sometida a un juicio, mejor dicho, al " Juicio de Nuremberg ". Este, " juego", para los unos, y " penitencia ", para los otros, se ha convertido en una especie de ruleta rusa, en el sentido de que nunca sabes cuando te va a tocar a ti, cuando vas a ser tu el "juzgado" en la próxima reunión de amigos.
Cuando digo "juzgar" no estoy utilizando la palabra en su sentido literal, por supuesto, sino que la utilizo a modo de " valorar ", " criticar "," anotar ", " hacer ver", " expresar ", etc.
De repente uno se encuentra tranquilamente en una reunión de amigos, que aparentemente parece que va a transcurrir normal, sin incidentes: comiendo, bebiendo, fumando, escuchando música y esperando reir de cosas varias, entre las que se encuentran, por qué no, el recurrente tema de los demás.

Uno está tranquilo, relajado, esperando que todo vaya bien: pero, de repente, sin apenas darse cuenta, se han formado varios bandos, normalmente dos: acusados y acusadores. Uno de los bandos carga contra el otro, echando la vista al pasado, recordando al " acusado" actuaciones pasadas, modos de ser y operar que no creen correctos o los más adecuados, y un largo etc que seguro todos teneis en la cabeza y con el que podéis sentiros identificados. La salita de estar se convierte en el juzgado de primera instancia ( o de última, en algunos casos ), de un juicio al que no te citaron y en el que has tenido que ir a declarar sin presencia de abogados y sin haber estudiado ni preparado un discurso coherente, con lo cual luego se quedan muchas cosas en el tintero, muchos argumentos por defender....
El humo cálido de los cigarros se convierte en aire denso, la tensión se palpa, el ambiente se corta con cuchillos, tijeras o con las uñas de algunos de los asistentes.
Las bromas y sarcasmos comienzan a no tener cabida en el discurso, en la defensa, y la acusación da un pasito hacia atrás, para coger carrerilla y cargar contra el acusado, al que le ha cambiado el rostro y la color de la cara: ha comenzado a darse cuenta de que las bromas no son tales.
AL final, uno llega a la conclusión de que, como los que allí fueron juzgados, en Nuremberg, uno cree que ha hecho las cosas bien, su modus operandi ha sido correcto: pero resulta que luego uno no había hecho las cosas tan bien como pensaba: para ser más claros, no habían sido bien vistas a ojos de los demás, de sus amigos. Uno siente que el Antiguo Régimen ha caido y que comienza una nueva era en la que todo lo anterior no ha tenido sentido...

Tras un largo debate con miles de interrupciones, negativas, malentendidos, recriminaciones, acusaciones, quejas, críticas e incluso algunos gritos, la cosa parece calmarse y todo el mundo se queda en su sitio. Se dictó sentencia: los acusadores vertieron su juicio, sus advertencias, y el acusado asumió su penitencia, no sin las pertinentes quejas, claro.

Que conste que todo esto ( aunque no haga falta decirlo ), lo digo sin " acritud", sin recriminaciones a aquellos que hace poco hicieron de jueces. Soy consciente de que todos lo somos en alguno de nuestros juicios.
Ahora sólo pienso en que me da "miedito" asistir a la próxima reunión, porque yo ya he sido juzgada de uno de mis delitos, y como reza la justicia española, uno no puede ser juzgado más de una vez por un mismo delito. Pero los "juicios de amigos" no se rigen por los mismos estatutos ni normas, es lo que tienen, que son libres, espontáneos, sorpresivos.....

1 Comments:

Blogger Juan Muriel said...

demasiado buenos somos contigo, que estas loca perdía. TE QUEREMOS ISA! Esto te lo dicen los miembros de la asiación de juzgados anónimos.

10:02 AM  

Post a Comment

<< Home